Cuando en junio de este año la Municipalidad optó por clausurar por tiempo indeterminado el “Puente de los suspiros”, como se lo conoce, el mensaje era claro y alarmante: el paso ubicado en la intersección de Marco Avellaneda y Uruguay corría riesgo de colapso inminente, según había informado Herminio Veglia, director de Obras Públicas municipal. Sin embargo, ni la advertencia oficial ni los montículos de escombros que instalaron en el puente para evitar el paso vehicular fueron suficientes: los vecinos y automovilistas tomaron las palas, corrieron los escombros y volvieron a habilitar el tránsito por mano propia.

A pesar de que el riesgo de colapso se mantiene -todavía no se hicieron obras para asegurarlo-, por el famoso “Puente de los suspiros” pasan autos y motos; lo trepan camionetas cargadas, pequeños camiones y hasta vehículos oficiales, según pudo constatar LA GACETA en una visita que hizo al lugar. “Efectivamente, la gente lo volvió a habilitar”, admitió Enrique Romero en diálogo con este diario. “A pesar de que obstruimos el paso e instalamos señalización informando del corte, lo volvieron a habilitar. Es que no puedo poner inspectores en todos lados, no tengo personal”, justificó el subdirector de Tránsito y Transporte de la Municipalidad, quien reconoce que el corte genera problemas en el normal fluir del tránsito en la zona, aunque eso no signifique que no se puedan encontrar vías alternativas hasta tanto el puente vuelva a ser transitable.

Obra en vistas

“Tiene riesgo de colapso, sí, pero no es que se va a caer ya. No creo que se caiga...”, intentó tranquilizar Luis Chrestia, secretario de Obras Públicas de la Municipalidad, al tiempo que adelantó que es inminente que comiencen los trabajos para construir un nuevo puente. “No podemos asegurar cuándo, pero estimamos que antes de fin de mes comenzaremos con la obra, que no es una reparación, sino que hay que demolerlo y volverlo a construir”, anticipó.

En línea con lo que había explicado Veglia cuando optaron por clausurarlo, Chrestia informó que el problema principal se dio en la armadura metálica de la base, corroída por el paso del tiempo. El “Puente de los suspiros”, conocido así porque en la zona solía haber prostíbulos, es un puente ferroviario construido en las décadas del 20 o del 30 y no tuvo un buen mantenimiento. “Había un riesgo de colapso inminente”, había alertado Veglia antes de interrumpir el paso.

“La zona tiene mucho tránsito porque no se puede girar a la izquierda en Sarmiento y Catamarca ni en Sarmiento y Salta, entonces todo el mundo se descuelga por la Marco Avellaneda hasta la Uruguay, donde está el puente. La Municipalidad vino, lo cortó, puso carteles, pero no volvió más a controlar nada”, reclamó Carlos Diambra, vecino de la zona.